DESCANSO ENTRE LA NATURALEZA
Yaracuy es verde, verdísimo. Este es uno de los estados venezolanos donde la naturaleza juega un papel primordial entre sus espacios, y muchos de sus habitantes lo han notado y lo utilizan a su favor para impulsar el turismo. El Parque La Misión es quizás la máxima expresión del verdor de esta entidad. Es imposible aburrirse de él; yo he ido unas ocho veces en mi vida y siempre encuentro algo diferente que hacer.
El jardín que conforma este hermoso paisajismo fue creado sobre lo que alguna vez fue una misión de monjes capuchinos entre los siglos XV y XVIII. Para esto se solicitaron los servicios de Jean Philippe Tose, paisajista y botánico de origen francés, quien realizó un trabajo de diez años que consistía en crear “cuadros vivos” como todos los llaman en el sitio. Plantas de Colombia, La India, Cuba, Jamaica, Martinica. Brasil, Italia, Costa Rica fueron traídas al lugar para comenzar la composición.
En la actualidad los visitantes pueden hacer el recorrido de unos cuatro kilómetros caminándolo, en carretas tiradas por caballos o en electro móvil. Los guías siempre amables y sonrientes van contando las historias y mitos del parque, y señalando los diferentes tipos de plantas que se van encontrando en el camino, pues hay más de diez millones de plantas trabajadas.
La Misión también cuenta con un hotel para aquellos que quieren convivir por más de un día con este espacio, varios restaurantes y hasta aventuras extremas. Para esto fue incorporada la actividad de arborismo donde los más arriesgados suben a una plataforma de veinticinco metros y desde allí comienza el descenso por cuatro estaciones más donde se pueden observar los centenarios árboles que componen este bosque. Si se corre con suerte uno que otro pájaro carpintero se dejará ver en el recorrido.
El recorrido está a cargo de jóvenes estudiantes de la zona de San Felipe y sus alrededores que han sido entrenados durante años para entretener con sus piruetas pero principalmente para ofrecer seguridad a las personas que deciden deslizarse sobre las copas de los árboles para ver desde otro punto de vista uno de los parques más bonitos con los que cuenta Venezuela.