“¡¡Primer en subir al balancín!!” “¡Segú...
“¡¡Primer en subir al balancín!!” “¡Según!” Fui a Berlín a visitar a un amigo que tenía un amigo que tenía un hermano que era diseñador de columpios. Nunca había pensado que hubiera alguien que se dedicara a hacer eso o al menos, que pudiera ganarse la vida únicamente con ese oficio.
Pues era cierto y me parece envidiable.
El tipo en cuestión me enseñó varios planos y luego me llevó a dar una vuelta por la ciudad y por algunos de sus parques. Aquí es cuando yo digo: “me hubiera gustado vivir mi niñez en Berlín” pero enseguida me he acordado de que a principios de los ochenta quizás estaba mejor en Madrid...
Pero lo bueno es que los columpios en Alemania son para todas las edades. Esta conclusión no la comparten los niños que nos encontramos en el parque Görlitzerpark cuando les desplazamos durante unos minutos de sus puestos fijos. El que más me gustó de todos era muy simple.
Consistía en una goma ancha y gorda de unos 10 metros de largo amarrada en los extremos y apoyada en el centro. Al saltar de un lado hacía que el contrario se tensara y así la persona salía disparada. Muchas risas. Lo recomiendo. ¡Y eso no viene en ninguna guía de viajes!


