Dunas y arenales con sabor aristocrático
A la salida de Comillas, un paraje natural llama la atención del viajero. Es la ría de la Rabia, una ensenada de aguas someras flanqueadas por extensas arboledas. En ella anidan y viven cientos de aves acuáticas: patos, pollas de agua, cisnes, espátulas, garzas… Junto con la vecina ría de San Vicente de la Barquera y el cercano monte Corona forman el Parque Natural de Oyambre. En total, unas 5.000 hectáreas de acantilados, marismas, dunas y llanuras costeras sometidas a los vaivenes de las mareas. La ría de La Rabia acaba en un gran arenal que continúa casi cuatro kilómetros hacia poniente. Es la playa de Oyambre, el espacio natural emblemático de Comillas. Juncos, cañaverales y bosques de ribera escoltan unas aguas ricas en avifauna. Un escenario que muda de aspecto dos veces cada día, según el capricho de las mareas. Cuando sube al agua, anega grandes extensiones de terreno. Pero cuando baja, quedan al descubierto arenales y llanuras intermareales por las que deambulan los correlimos, los zampullines, las cercetas y otras muchas especies en busca de comida. En la década de los 20 del siglo pasado se construyó un campo de golf sobre las dunas para regocijo de la aristocracia y la burguesía que veraneaba en Comillas. Fue el club de golf más chic de España durante décadas. Hoy sigue funcionando, pero no exento de polémicas.