Parque Tívoli
¿¿Que podemos decir de este parque, abuelo de todos los parques centenarios del mundo??
El siglo XIX lo vio nacer y ser un habitante más de la ciudad, se fusionó de tal manera con la gente que las atracciones que ofrece, la montaña rusa, la caida libre... son lo de menos, por muy excitantes que puedan parecer. Ir al Tivoli es pasear y disfrutar de las flores en verano, con jarf¡dines impecablemente cuidados, que los daneses adoran; es vivir el momento mágico del anochecer, que en verano nunca es completo y que crea un atmósfera de sueño, combinando la luz natural con la iluminación eléctrica maravillosamente situada.
Tívoli también es saborear los delicados platos de los dos restaurantes con estrella Michelín, o un simple Hot- Dog al estilo danés, que les encanta.
El parque es acuario, exposiciones, bares tiendas... Tívoli es casi una filosofía de vida, y aunque pueda parecer pequeño, tiene tanto que ofrecer que las horas se desvanecen según pasamos del umbral del recinto. Simplemente perdemos la noción del tiempo...