Un paseo imprescindible: por el Pasaje Juramento, en Rosario
Rosario, mi ciudad, es una de las grandes ciudades de la Argentina, la segunda después de Buenos Aires, la capital del país. Tiene también una enorme importancia tanto en el aspecto cultural como histórico de nuestra Argentina.
Imposible no asociar la visita a la ciudad de Rosario, con la del “Monumento Nacional a la Bandera”, icono de la ciudad, conocida precisamente como Cuna de la Bandera. La historia siempre produjo en mí un efecto especial, esa mezcla de conmoción y de orgullo de haber nacido aquí. En Rosario, sobre las barrancas del río Paraná, se izó por primera vez la bandera nacional, por parte de su creador, el general Manuel Belgrano, en la época del nacimiento de nuestro país como nación.
El “Pasaje Juramento” es el camino peatonal que une la antigua “Plaza 25 de Mayo” con el “Monumento a la Bandera”. Constituye un paseo imprescindible si visitamos Rosario por sólo un fin de semana.
Siempre me emociona atravesarlo. En ese paso recuerdo que estamos, de alguna manera, reviviendo momentos fundacionales de la ciudad y de la Argentina. El Monumento, construido como un homenaje especial a los sentimientos de libertad e independencia que inculcara su creador a aquella Argentina colonial, no contaba con esta vía en el momento de su inauguración, en 1957. Pero ésta se concretó en 1996. Lo considero un hallazgo, ya que le da una nueva perspectiva a la visión del gran monumento.
Me gusta recorrer el “Pasaje Juramento” al atardecer de un sábado o un domingo. La gran escalinata que une la proa del monumento con el propileo es sede a menudo de eventos, manifestaciones populares y conciertos a esa hora. He escuchado a las mejores voces de la Argentina cantar en ese lugar, así como los coros navideños o la orquesta sinfónica. Amo además, apreciar desde ahí la más bella perspectiva del sol que cae sobre el río. Es en ese momento que el Monumento se ilumina, junto con algunos otros de los edificios más importantes, tales como el de la Catedral de Nuestra Señora del Rosario y el Palacio Municipal, popularmente conocido como “Palacio de los Leones”. No me da vergüenza reconocer que me emociono.
El panorama desde el “Pasaje Juramento” sobre el propileo del Monumento y el río es particularmente hermoso. Saboreo cada paso del paseo sobre el puente que balconea el conjunto de esculturas de mármol de Carrara de la gran artista Lola Mora, cuyas imágenes se ven reflejadas en el espejo de agua.
Cuando dejo atrás el monumento, y me dirijo hacia la antigua plaza de armas, la “Plaza 25 de Mayo” sobre calle Buenos Aires, flanqueada por las calles Córdoba y Santa Fe, descubro otro paisaje urbano lleno de historia. La Columna de la Libertad en el centro de la plaza, la antigua Basílica de la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, la primera parroquia instalada en 1731, que cuenta con la imagen de la Santísima Virgen traída desde Cádiz, luego el edificio imponente del Correo Central coronado por su reloj en lo alto, sobre Córdoba, y la mansión donde funciona el Museo de Arte Decorativo de Firma y Odilo Estévez, sobre Santa Fe, son otras de mis visitas imperdibles alrededor del pasaje peatonal. No me canso de repetirlas, siempre encuentro algún detalle nuevo.
Se dice que el Pasaje Juramento concretó la idea original del creador del Monumento Nacional a la Bandera, el arquitecto Ángel Guido. Ese sueño de unir, de acercar se repite en mi ciudad. Aquí fue el casco histórico de la ciudad con el río Paraná en una sola vía.
El paseo peatonal conocido como “Pasaje Juramento” es una de mis experiencias ineludibles en Rosario.