Hermosa ciudad con amables ciudadanos
Quedaban cinco días libres entre nuestro viaje a Estocolmo y los diez que pasaríamos en Berlín. Decidimos utilizarlos para conocer un nuevo sitio del Báltico y elegimos Riga. Gran decisión, ya que disfrutamos de una encantadora ciudad, con una particular arquitectura donde conviven construcciones de la época de la liga hanseática y el magnífico Art Nouveau.
Gente amable que se está acostumbrando al turismo y pone su mejor disposición para atender a quienes los visitan. Buena gastronomía, con proliferación de comidas italianas.