Entrar en este restaurante es como meterse de lleno en la película de Grease. Está decorado como los locales de comida americana de los años 50. Desde las máquinas de discos con música de la época (que no funcionaban...), los carteles, los camareros... y por supuesto los sillones y las mesas. La comida, pues hamburguesas con todo lo imaginable, ensaladas con salsas, perritos calientes... Un sitio diferente para salir con los amigos.
Un domingo decidimos ir a pasar el día patinando en el Retiro, la verdad es que hacía un día perfecto. A la hora de comer nos dimos una vuelta a ver si encontrábamos un sitio y cual fue nuestra sorpresa cuando al lado del retiro encontramos esta pequeña hamburguesería, ambientada en los clásicos diner de los años 50. Nos encantó la decoración y además la comida estaba estupenda. Me atrevo a decir que la mejor hamburguesa que me he tomado. Pero es que además pedimos unos finger y un carrot cake y flipamos.
El camarero muy majete nos comentó que si queríamos volver, que reserváramos que se solía llenar.
