Maruxaina Ysumochila
Un hotel peculiar
Aquí pasamos nuestras dos primeras noches en Rumanía.
Nos recibió una chica en pijama y con cara de sueño, negativa primera impresión que se suavizó al ver nuestra habitación. Era abuhardillada y exageradamente grande, una cama en la que perderte y una decoración muy típica del país, a base de flores de plástico y estampados imposibles. El baño estaba recién reformado y las instalaciones limpias pero lo mejor sin duda es la piscina. Mesas, música, tumbonas y sombra, que se agradece mucho en Rumanía en pleno verano. No es demasiado grande pero tuvimos la suerte de estar solos.
El desayuno buffet no es gran cosa, café malo, quesitos, yogures, cereales y zumo sin sabor. Acompañado de una televisión con el volumen excesivamente alto.
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