Susana L G
Un lugar para estar en paz
Es mi lugar de infancia con todo lo que ello conlleva, allí viví experiencias que desconocía en mi ciudad, como ver nacer un ternero, salir a segar y recoger la hierba volviendo encima de ella en el carro tirado por bueyes, ver al herrero poniendo herraduras a los caballos, ordeñar y beber la leche ...
Allí seguí subiendo a mis hijos de pequeños. Aunque ya se iba perdiendo esa forma de vida siempre existía el encanto de la montaña y aún existían rebaños de obejas que cruzaban delante de casa, las vacas cuando regresaban de pastar en el campo...en fin!! y el paisaje no puede ser mas hermoso.
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