Pinamar es algo así como mi lugar en el mundo.
Conozco sus playas desde que era joven y siempre la he pasado de maravillas, tanto en verano como en invierno. Tengo la suerte de tener en Pinamar una casa de veraneo, que disfrutamos con toda la familia.
Es genial ir a la playa después de una tormenta y ver las nubes que todavía no han acabado de irse, y a través de ellas comienza a aparecer el sol. Y las gaviotas retornan como si nada hubiese pasado.
Esta foto la saqué justamente después de una de esas tormentas.