Una playa 5 estrellas
LLanes está lleno de playas preciosas, pero para mí esta es una de mis favoritas. Si tengo que elegir una playa para pasar el día, no lo dudaría, elegiría esta.
Está situada entre Barro y Celorio. Si vamos por la Autovía del Cantábrico dirección Santander, cogemos la salida a Posada de Llanes y en la rotonda, cogemos la primera salida, que pasa por encima de la autopista. Si vamos en dirección Oviedo/Gijón, cogemos la salida siguiente a Balmori/Celorio, que va a una gasolinera. Pasamos por detrás de la gasolinera y giramos a la derecha en una pequeña carretera que vemos al fondo, y tras unos 200m volvemos a girar a la derecha, ya en la carretera que nos lleva a Niembro/Barro/Celorio.
Otra forma de llegar es por la nacional que lleva a Celorio/Poo de Llanes, y desviándonos a Celorio. En la carretera de Celorio, llega un momento que si sigue de frente vas a dar a la playa de Celorio y si giras a la izda vas a dar a la playa de Borizu.
La playa en sí es un espectáculo. Tiene unas rocas en el medio que hace que el agua entre por dos sitios a la playa. En marea baja puedes caminar hasta la roca central, pasear entre las rocas, ver cangrejos, bañar a los niños en los remansos de agua que se quedan al lado de las rocas y que suelen estar más calentitos que el agua del mar. También puedes caminar a una pequeña ensenada que queda a la derecha de playa cuando hay marea baja y que en marea alta queda tapada.
Las aguas son frías como todas las aguas cantábricas, pero completamente cristalinas. Tiene duchas, servicio de salvamento, un chiringuito con servicio de comidas que ofrece incluso parrilla, un restaurante al lado que es de reciente apertura, así como camping, casas rurales y hoteles todos cercanos a la playa.
Os recomendaría que la visitarais aunque no haga buen día, porque se pueden hacer unas fotos maravillosas y podeis disfrutar de su encanto. Y si hace sol, el espectáculo es total, y entonces os recomiendo que paseis un buen día de playa, disfruteis de todo lo que os ofrece y os deis un bañito, que aunque el agua esté fría, merece la pena disfrutar de un agua tan cristalina.

