El Paraiso existe, pero está escondido.
Cuando llegué al Caribe por primera vez, pensaba únicamente en playas de aguas azules y transparentes, pero es bien sabido que no todas las playas cumplen con las expectativas del viajero: la mayoría de las playas son de aguas verdosas y muchas de ellas no tienen ni arena. Sin embargo, cuando vi por primera vez kenepa, una pequeña playa situada entre acantilados en la pequeña isla de Curacao, lo primero que se me vino a la cabeza fué creer que estaba físicamente en el paraíso.
Desde el alojamiento, situado principalmente a los alrededores de la capital Willemstad, hasta la playa, se realiza un recorrido histórico por la isla, el cual explica perfectamente no solo la historia mediante las edificaciones, sino la cultura pudiendo acceder a comercios locales que se localizan en los laterales de las carreteras asfaltadas.
Las capacidades de este lugar superaron mis expectativas, pues cuenta con una pequeña cantina que sirve desde bebidas hasta todo tipo de comidas criollas y carnes a la brasa por un precio muy económico (alrededor de 5 € por persona), tumbonas y sombrillas además de mesas de madera con bancos para poder hacer si se desea una barbacoa para disfrutar con la familia y amigos.
Otro de los aspectos singulares de este emplazamiento es que al ser una de las playas de mejor calidad y ser gratuita, los domingos pude disfrutar de un día de playa junto a los acogedores miembros de la población curazoleña, personas dispuestas a ayudar en lo que sea necesario y colaboradores para que la estancia de los turistas sea lo más grata posible.
No debo de olvidar que la playa no es solo bonita en superficie. cuando me sumergí en las azules aguas de kenepa pude apreciar una gran biodiversidad con la que incluso se podía interactuar, desde dejar que los pececillos de la orilla coman encima de mis pies, hasta la posibilidad de en ocasiones especiales ver como los delfines se me acercaban.
La singularidad de Kenepa no reside solo en el paisaje o los servicios, sino en lo que se siente cuando se está allí. Al ser una playa de aguas tranquilas todo el año, al no haber animales peligrosos (salvo algún pez venenoso), es una playa estupenda para disfrutarla con o sin niños, ya que no se tendrán que preocupar de la seguridad.
Ya al atardecer, merece la pena aprovechar el paisaje, las puestas de sol son el paisaje mas bonito que he visto en mi vida y observar como cambian los colores del cielo mientras que las cotorras y las iguanas van de acá para allá en busca de un lugar donde pasar la noche, es un acontecimiento inigualable
En definitiva si se viaja por el mundo en busca del paraíso, solo lo encontraran en un pequeño rincón de la isla de Curacao.


