Espacio de museos y palomas
Anibal González debió encontrarse en un éxtasis creativo cuando le encargaron la creación de los espacios que conformarían la Exposición Iberoamericana. Debió ser como si ahora le encargaran a una sola persona diseñar por completo la Expo 92 junto con sus jardines y servicios.
De ese frenesí creativo surgieron auténticos esplendores como la Plaza de España o ésta que nos ocupa, la de América.
Tres estilos para tres épocas diferentes y tres usos distintos, creados por un solo arquitecto. Por un lado el Pabellón Mudejar, actualmente Museo de Usos y Costumbres Populares, con un aire de inconfundible Alhambra, imponente y realmente exquisito, por otro el Pabellón Renacentista, que es hoy un Museo Arqueológico tratado con buen gusto y piezas selectas, y al que poca gente acude, una pena.