Plaza del Imperio

Riquezas, gloria, nuevos territorios, nuevas almas para la iglesia, nuevas oportunidades para quien no las pudo tener en el Viejo Continente....Eso y mucho más esperaba al otro lado del tenebroso océano a aquellos que tuvieran los arrestos suficientes para embarcarse en los cascarones y balsas que en la era de los grandes descubrimientos flotaban apenas en mar.
Duro era el camino. Meses de travesía y años de expediciones en tierra firme, luchando contra enfermedades, climas adversos y flechas envenenadas.
Muchos cayeron; miles de almas y cuerpos que con su sudor y su sangre ayudaron a levantar un imperio que fue envidia de muchos países. Y como telón de fondo de toda esta tragicomedia estaba Belem.

Dentro de la pasividad melancólica de la ciudad de Lisboa, no dejan de haber lugares de gran importancia histórica y cultural. Los destellos del esplendor imperial portugués permanecen latentes y orgullosos, para el total y apacible placer del visitante.
La Plaza del Imperio en la localidad de Belem es uno de ellos. Con un verdor generoso y perfectamente mantenida y limpia, esta proyección de la capital lusa es acogedora y romántica para los enamorados e imprescindible para los viajeros empedernidos.
Desde su epicentro se pueden contemplar las edificaciones de los alrededores, una de ellas es el majestuoso edificio del Monasterio de los Jerónimos, una construcción del más puros estilo manuelino, ideada por supuesto por el monarca Manuel I.

La Plaza del Imperio se halla en el barrio de Belem, que se caracteriza por la cantiad de verde, imprescindible para los turistas e incluso para una tarde romántica con la pareja.

Desde el parque se puede ver los edificios del alrededor, como el Monasterio de os Jerónimos y el Monumento de los Descubridores, en las riberas del río Tajo y la popular Torre de Belem.

Tiene una fuente enorme, y una especie de charca con dos estatuas de caballos a los dos extremos.

Si pasas el día en Belem visitando la torre, el monasterio y demás, agradecerás poder descansar tranquilamente. Compra un tentempié en las tiendas que están junto a las vías del tren, busca un buen árbol y disfruta de un momento de relax.
En el parque encontrarás un templo oriental que no tienen nada que ver con el entorno, seguramente por eso llama tanto la atención.

Ubicado en belén en una plaza muy abierta cercana al puente y a la torre