Señorial y acogedora
En una ciudad que parece tener varios corazones, como es Bratislava, uno de ellos parece ser más magnético que los demás, no se si por ser el lugar por donde obligatoriamente hay que pasar, o simplemente porque es preciosa se mire por donde se mire.
Es pequeñita, y se nota que se hizo sin aires de grandeza, sencilla, como corresponde al caracter eslovaco. Por un lado el edificio del Ayuntamiento Viejo, con su preciosa torre, en su frente, al otro lado de la plaza, el pequeño, pero impresionante edificio del Banco de Hungría, y a partir de estos dos ejes se articulan los demás edificios, como la embajada de Francia, con la escultura de Napoleón apoyado en el espaldar de un banco, o la embajada de Japón.