Sorprende por recrear su pasado
Tallin es para mi, la más bonita de los Países Bálticos. Por como recrea la vida de la villa, en su casco medieval, parece que por momentos formas parte de un escenario.
Por su plaza muy animada y calles un tanto sombrías, aparecen sus damas y cortesanas malabaristas, con traje de época que te alegran el recorrido.
Las tabernas típicas son las más concurridas para degustar su cerveza de barril o comida, callejones donde te sorprende encontrar ricos y vistosos mazapanes tan coloristas, como sabrosos que hicieron nuestra delicia.
Llegar al corazón de la Plaza del Ayuntamiento, llena de vida a cualquier hora, te llenara de sensaciones agradables, junto al propio edificio del Ayuntamiento "Tallinna Rackoda" con su larguísima torre octogonal, ya con muchos años en sus cimientos medievales, pues es del 1404.
Desde esta plaza, nacen muchas de las rutas para callejear el casco medieval, ya sea hacía las puertas antiguas de los bastiones medievales, como la Puerta Viru que parece de cuento de hadas.
Callejeando pasaremos por la sede la de la Hermandad de los Cabezas Negras, un edificio singular donde, en su escudo lleno de color se hace referencia aquellos solteros, fachadas a las que no puedes dejar de inmortalizar por sus caras en estuco pintadas delicadamente.
Y seguiremos callejeando y admirando su casco medieval sobre todo, una joya a la que volvería.


