Cuando la poesia se hace realidad
Hemos llegado a este lugar de casualidad, totalmente improvisado..., y el impacto que ha dejado esta impresionante villa en nuestro cuerpo, en nuestra alma y en nuestros recuerdos ha sido brutal.
Portovenere emboba..., si, desde que pones el pie en el suelo al bajar del coche, incluso cuando llegas por la carretera y ves la preciosa vista de la Palazzata (antiguo burgo genovés), piensas.., pero,¿ adónde he llegado?. Entonces ya solo te apetece caminar tranquilamente, engullir todos y cada uno de los edificios, la quietud de su cala, el impacto colorista de su fachada marítima, pero..., Portovenere guarda su mejor secreto para el final. Como siempre ocurre en los sitios que te marcan, cuando ya estas embriagado de sensaciones aparece la guinda del pastel y entonces ya no puedes más!. El espectacular promontorio donde se asienta la Iglesia de San Pedro es único y marca el final apoteósico del recorrido.