Recuerdos de infancia
Quizá mi valoración no sea la más objetiva de minube, pero el amor que tengo hacia esta playa es inmenso. Crecí verano tras verano en su arena repleta de pequeñas piedras y conchas, rodando cual croqueta hasta la orilla, donde el agua - más bien fría - me incitaba a pasar horas y horas chapoteando, rodeada de juguetes, colchonetas e incluso ruedas de camión que utilizábamos como si de un flotador gigante se tratase. Las sombrillas, con ayuda de toallas, nos ayudaban a crear nuestro campamento indio donde guardábamos aquellos tesoros pirata que encontrábamos a lo largo del día.
Todos estos buenos recuerdos hacen que la visite año tras año, aunque haga frío y llueva, aunque haga un calor que derrita incluso a las rocas, ¡me encanta! Me encanta caminar por su nuevo paseo de madera protegido por frondosos árboles, me encanta ir hasta el muelle y darme un chapuzón, me encanta el poder saludar a cada persona que pasa - los de siempre -, me encantan sus terrazas, donde disfrutar de un rico helado, de un exquisito marisco y pescado acompañado siempre de "viño da casa". Ay, Beluso... me tienes enamorada desde que pisé tu playa por primera vez. Nunca encontraré un rincón que me proporcione tanta paz, donde incluso en verano, época en la que recibe más visitas, sigue oliendo a tranquilidad :)
