Siglo XV
Continúo andando y contemplando las obras de Rogier Van der Weyden, Jacques Daret, Hans Memling, maestros, seguidores y anónimos que completan la extraordinaria colección de primitivos flamencos.
Enfilo una larga galería a cuyo lado izquierdo y entre ventana y ventana de la fachada que da al Paseo del Prado, cuelgan multitud de retratos. En el ala izquierda se van abriendo salas cada una dedicada a una temática concreta. Entro en una de ellas no muy grande; de las paredes cuelgan diferentes tablas de retratos lo suficientemente espaciadas para que no molesten su contemplación una de otra. De entre todas llama mi atención el retrato de un personaje de aspecto menos noble o quizás, más grosero que los del resto; su título: “Retrato de un hombre robusto”, pintado hacia 1425, posiblemente fuera Robert de Masmines un destacado militar que combatió a las órdenes de Felipe “el Bueno” de Borgoña y que no debía ser un “cualquiera” porque poseía el Toisón de Oro. Dato importante: me cuentan que esta tabla está considerada como el primer retrato autónomo de la pintura flamenca. Su autor, Robert Campin (1375 (¿)-1444), nos impresiona con la veracidad que plasma a través de los rasgos de la cara del personaje, sus arrugas, sus párpados, su barba, su pelo. Una gran obra, si señor.