Jesús Sánchez Ibáñez (kaosjsi)
A merced de la mareas
El puerto de la Rochelle hay que verlo al menos dos veces, con un intervalo de 6 horas, porque en realidad son dos puertos: el de la marea alta y el de la bajamar. Los brillos y reflejos cuando el nivel del agua alcanza su máxima altura, las siluetas de sus torres, y unas horas después todos esos barcos varados en la arena, ya sin mar, y las corrientes vaciando y volviendo a llenar sus fondos.