Desastre
Llamé para reservar mesa para un domingo, para cuatro personas y dos perros, dando por supuesto mi nombre y mi número de teléfono. Después de una hora de viaje para llegar allí, encontramos una recepción llena de gente, un caos absoluto y nadie que pudiera atenderme para comunicar que habíamos llegado.
Tras esperar un buen rato, pude hablar con una mujer, aparentemente la encargada, y me encuentro con la sorpresa de que mi reserva no estaba apuntada. De muy malas maneras, y sin ningún atisbo de educación, la mujer me contesta que en realidad reservé para el día anterior y que la mesa se quedó "cogiendo polvo" porque no acudimos.