Gran descubrimiento, comida a la brasa
Gran descubrimiento gastronómico el realizado hace poco en la zona del Alto Deba. Al pie del monte Kurutzeberri, se ubica un en apariencia modesto restaurante asador, que toma el nombre del propio barrio donde se ubica, Mendiola. El acceso más habitual se realizar por Aretxabaleta, si bien el barrio y el restaurante pertenecen a Eskoriatza.
Ubicado al lado de la carretera y junto a un bosque con mesas de madera habilitadas a modo de merendero, por fuera, el restaurante tiene forma alargada, tiene el aspecto de las típicas "sociedades" ubicadas en muchos barrios rurales y montes de Euskadi. Con buen tiempo, dispone de mesas y sillas fuera, es un sitio donde acude mucha gente a tomar el aperitivo tras la ascensión al Monte Kurutzeberri, ya que una de las rutas más habituales parte justo de aquí. Una vez dentro, una pequeña barra a mano derecha, y directamente se entra a un comedor bastante amplio, 40-50 personas seguro que entran. Bien decorado con muchos motivos típicos de la Euskadi rural, dispone incluso de chimenea para el frío invierno.
De segundo, si bien me quedo con la pena de no haber catado el cochinillo que me ofrecen y la chuleta que tanta fama tiene aquí, pedimos una lubina a la brasa para dos. Sin palabras. Lubina fresca, de ración muy generosa, con unos pocos ajos en refrito y nada más, como más se aprecia este sabroso pescado. Muy carnosa, estaba hecha en el punto exacto, con ese toque y sabor tan característico que le da la brasa, espectacular, de aprovechar todo, y también de untar todo ;-).
No queda mucho hueco para el postre, pero visto el festín, cualquiera se queda con las ganas, por lo que optamos por una tarta de queso a compartir. Lo bueno de los restaurantes de este estilo es el toque personal que le da cada cociner@, y eso también se nota en los postres, muy caseros. La tarta de queso que comimos se suma a un 'top' muy selecto que vamos renovando constantemente en cuando a tartas de queso, buena ración, deliciosamente casera y auténtica.
No creo que puedo decir mucho más, me ha parecido un sitio de obligada visita si pasas por esta zona. Sí, hay que desviarse unos pocos kilómetros de la carretera principal, pero tanto las vistas que regala el barrio de Mendiola como las exquisiteces que preparan en este restaurante asador ubicando en un paraje natural chulísimo, merecen la pena, una muy grata sorpresa sin duda. Y para lo bien que se come, no es un sitio caro, sobre todo sorprenden los precios asequibles de los entrantes. Por poner alguna "pega", la atención de la camarera que nos tocó, algo malhumorada y con poca idea de atender y cuidar a los clientes, en fin, que todo no podía ser, sería demasiado ;-).
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