Restaurante Bonfin

Estuvimos mi familia y yo comiendo este sábado allí y francamente no recuerdo haber comido tan mal en ningún restaurante nunca: paella congelada y recalentada a trozos(unos calientes y otros casi fríos y el arroz totalmente pasado);cualquier plato que llevase " salsa de tomate " era tomate triturado de bote sin freír ni nada,tal cual,con un poco de perejil seco de bote por encima, de postre,y valga la redundancia,pedí tarta de queso,la cual estaba PASADA,agria y con un sabor extraño,que tuve que pedir que se la llevaran,después de destrozarla,para que no se la pusiesen a nadie más.Los comentarios de otros clientes de la mesa de al lado eran similares;los oí perfectamente puesto que estábamos pegados.

La peor experiencia que he tenido jamás en un restaurante. Los supuestos propietarios son unos impresentables, buscan la provocación de forma constante, la excusa que ponen es que no les funciona el datáfono y a partir se ahí es una odisea. Pretenden que utilices el cajero que tienen en la puerta para cobrar la comisión correspondiente. El peor trato que se puede recibir en un establecimiento abierto al público lo encontrarás en este restaurante. Tienes decenas de bares, restaurantes y cafeterías en un radio de 200 metros en los que te encontrarás como en tu casa, ahora .....tú eliges.
Cero en atención, cero en servicio, cero en calidad, ......., CERO en todo.

El precio del menú es excesivo para la calidad de la comida. Dentro del menú, la merluza congelada y seca, y en cuanto a los postres, el típico cono congelado del Mercadona y falta de una bebida dentro del menú.

Y todo por el módico precio de 14,95€ (cuando apenas es de 9€). Por fuera del menú, 2.80€ por una botella de gaseosa de Hacendado y 2.50€ por un botellín de cerveza sin alcohol.

Cabe mencionar, el espectáculo grotesco entre un cliente y un camarero poniéndose ambos a la misma altura de grosería.

En fin, nefasta experiencia para ser un restaurante al lado de la

Comimos el menú del día, barato si es verdad, pero exento de calidad y cantidad irrisoria. Un camarero que parecía tonto estaba siempre encima, y en 3 ocasiones tuvimos que decir que no nos retiraran el plato aun, por que no habíamos acabado. Al chico "simpático" que rallaba de mal educado le intentamos cambiar un postre por un café y no fue nada flexible diciendo "este es el menú, haber cogido otra cosa". Mas que un restaurante, una engañifa turística. NO IR, EVITAR

Muy mala experiencia, mal servicio comida muy baja calidad congelada. Mal educados muchos gritos en la cocina. Incluso el cocinero gritando a los clientes que si no les gustaba hay más gente esperando. La jefa de camareros tirando los platos en la mesa y dando prisa para que se largaran los clientes. No se porque permiten un restaurante así delante de la catedral de Burgos. De lo peor que he visto en España.

Lamentable no lo siguiente, el la carta que tienen en la calle NO ponen nada de que no aceptan pago con tarjeta, lo pone detrás de la caja y te enteras después de que ya has comido. La comida, escasa y rozando a mala, el fideuá (por llamarlo de alguna manera) con cuatro micro gambas y los mismos mejillones me repitió todo el día incluso después de cenar en casa.
MAL NO LO SIGUIENTE.

Un lugar PARA NO IR en familia ni con amigos. El dueño nos invitó a irnos porque hablábamos muy alto. Y ESTABAMOS SOLOS EN EL LOCAL. Un lugar nada recomendable. Ningún atractivo, ni para tomar un refresco.

La comida ...psss...ni fu ni fa...tirando a mediocre. Lo mejor fue el espectáculo del final. Camareras y jefa gritándose como verduleras por problemas de horario, y toda la terraza alucinando. Lamentable y bochornoso