Llegamos ya de noche al Hotel Can...
Llegamos ya de noche al Hotel Can Rafel. Teníamos ya la cena incluida así que tras dejar las maletas bajamos al comedor.
Me sorprendió que siendo un lugar tan alejado de todo estuviera tan concurrido a esa hora. El comedor tenía todas la mesas ocupadas, e incluso había un celebración en un segundo salón. Pensé "vamos a cenar bien".
El comedor es muy agradable, sobre todo durante el día cuando las vistas sobre el paisaje invitan a no marcharse de allí. La atención del personal es correcta. Entre los platos que volvería a tomar están las croquetas de setas y los postres caseros.