Restaurante Casa Ricardo

Hay lugares a los que le preceden su buen hacer y la calidad de la cocina así como los años que llevan atendiendo a los parroquianos, y uno de esos lugares en Sevilla es Casa Ricardo (Antigua Casa Ovidio).
La fecha de fundación de Casa Ricardo fue en la año 1988 como Abacería, un lugar dónde se vendian ultramarinos, vinos y comestibles.
Con los años ha ido cambiando de propietarios y fisonomía, pero siempre conservando el "sello sevillano".
En Casa Ricardo las tapas más tradicionales y demandadas son las croquetas de jamón casera y el flamenquín, aunque cuenta con una carta con tapas menos tradicionales pero también exquisitas.

Un local único e imprescindible para conocer la seña de identidad del tapeo sevillano.

Soy clienta desde hace años y en la última etapa, Ricardo ha sabido integrar un nuevo concepto en su cocina, más creativa e innovadora sin perder sus raíces, su esencia, que es en definitiva lo que convierte a Casa Ricardo, en un lugar genuino, auténtico.

Ni que decir tiene el trato que se recibe: cercano, cariñoso, hace que te sientas como entre amigos. Como en casa.

La comida en si muy buena, pero en los precios se están pasando.

Anoche fuimos un grupo de amigos (6) y al estar la barra llena nos ofrecen pasar a un comedorcito, la sorpresa fue al pagar, con los platos de acuerdo en precio pero al revisar la cuenta, observamos que por usar el salón cobran 8 euros, mas unas aceitunas que pusieron sin pedir aun nada, 2 €, mas servicio de pan 2€, de entrada ya van 12 euros (2000 de las antiguas pesetas) y la verdad nos pareció abusivo, de seguir así la clientela se lo va a pensar.

Con los tiempos que corren, creo que están en un error, pues hay mucha oferta por la zona y a decir verdad se trata de un bar, no de un restaurante.

Descubrimos este lugar en Sevilla hace poco a través de recomendaciones y publicaciones en redes sociales. Es un restaurante con una larga experiencia en platos tradicionales de gran calidad. La atención al público es magnífica, al igual que su cocina, y de precio, tampoco está mal. Con tres raciones, dos personas pueden comer perfectamente. Si van, pregunten por Jesús Morales, quien les atenderá encantado. En resumen, sitio más que recomendable.

Lugar con cocina de la tierra, con Sevillanas maneras, un museo fotográfico cofrade con barra y una gran cocina, a destacar las mejores croquetas que he comido nunca. Otro sitio con el que nunca te equivocas.