Una experiencia inolvidable
Una experiencia inolvidable. Nos habían hablado bien del sitio. Tuvimos que reservar (éramos dos; pero fuimos el día del patrón). La entrada es un bar (que más bien parece cutre); y tras pasar una puerta de cristal se encuentra el restaurante. La atención fue magnífica, los camareros nos atendieron enseguida, y el que parecía el jefe muy atento. Pedimos para compartir niscalo con morro (riquīsimo); pero lo mejor: los segundos (pluma de cerdo con setas de cardo y jabalí con foie y salsa moscatel). Algo increible. Postre: calostro (nos explicaron Cómo se hacía y todo). Con vino y agua nos salió por 65 €(entre los dos; es decir 32.5 cada uno).