Restaurante chiringuito Tramps

Ambiente familiar en un restaurante como los de toda la vida solo que en plena playa.

El Tramps llama la atención desde fuera porque lo último que te esperas encontrar en plena playa es un restaurante construido de ladrillo y cemento. La decoración es a imitación de un cortijo andaluz, con sus geranios, sus ventanas enrejadas y sus geranios.

Tiene parte de chiringuito en la playa, pero no es un chiringuito propiamente hablando, sino un auténtico restaurante construido sobre la arena (de esas locuras que se hacen en España).

Se encuentra entre el Ocean Club y el Buddha Beach y desentona con el ambiente juvenil y glamouroso de estos dos precisamente porque es todo menos glamouroso: un bar-restaurante como los de toda la vida.

Estuve la semana pasada, con mi amiga y su hijo, pedimos una ensalada, sándwich y pollo frito (recomendación de una mujer mayor que trabaja ahí) y para beber nos recomendó una jarrita de sangría, trajeron la comida; el sándwich lo haces mejor en tu casa, el pollo frito era 4 chicken nugets con patatas fritas y la ensalada, lechuga ice berg, apio, rábanos, tomate, manzana, champiniones crudos, vamos horrible, aún así no dijimos nada y la sorpresa fue cuando nos traen la cuenta 61 euros.

Resulta que la jarrita de sangría 25 euros, la mujer mayor (muy desagradable por cierto) diciendo que es la mejor y le digo me pone vino y casera, sin fruta me la vende como sangría, ¿y me dice que es la mejor? Me dice que la sangría no lleva fruta, las pobres camareras disculpándose y dándonos la razón.