Restaurante MIM

El Museo de Instrumentos Musicales tiene un restaurante en su última planta con una agradable terraza y unas vistas de quitar el hipo.

El restaurante es bastante grande, pero estaba a tope de gente, así que lo mejor es hacer previamente una reserva. Ofrece platos de la cocina típica belga; allí tuve oportunidad de probar las famosas albóndigas de Lieja (boulets de Liège) con salsa de tomate y por supuesto, patatas fritas como acompañamiento.

Sin duda, lo mejor del restaurante (más allá de la comida) es el emplazamiento, no sólo por las vistas, sino también por el propio edificio, una joya del art nouveau de Bruselas, diseñado por P.

Este restaurante ha cumplido e incluso superado nuestras expectativas en cuanto al emplazamiento, el edificio, las vistas y la relación calidad-precio de la comida. Sin embargo, lo que es su mayor virtud es también su mayor defecto ya que provoca que mucha gente suba al restaurante tan sólo a curiosear y se pasee de manera despreocupada entre las estrechas y apretadas mesas. Recomendamos ir a comer allí, sin duda, pero más cerca de las 15h, cuando el aforo es mucho menor.