Agradable comida
Tengo un bello recuerdo de este restaurante ubicado en el puerto de Essaouira. A pesar de ser diciembre, tuvimos un día muy agradable y pudimos sentarnos en la preciosa terraza-mirador con la que cuenta el lugar.
Acompañados durante toda nuestra estancia por un grupo de gatos y gaviotas que nos depararon más de una anécdota, degustamos una correcta comida y pudimos beber vino marroquí, un blanco fresquito que combinaba bien con los platos.
Especializados en pescados y mariscos, disfrutamos de un momento de relax tras el intenso paseo por la medina de Essaouira. Nada más sentarnos, nos ofrecieron un aperitivo muy rico.