Estoy segura de que la próxima vez que ...
Estoy segura de que la próxima vez que viaje a Madrid volveré a este restaurante.
No se muy bien por que nos decantamos por un etíope, pero la verdad que acertamos de pleno.
El local es humilde, con unas 15 mesas más o menos y en pleno barrio de Malasaña.
La carta con recetas variopintas y muy variadas, varios entrantes y una larga lista de diferentes formas de cocinar pollo, cordero y ternera con una gran infinidad de salsas, especias y aderezos todos ellos con una base común, la INJERA, que es el pan que se come en Etiopía. Es un pan esponjoso, en forma de "crêpe", con sabor agrio sobre el cual se colocan los diferentes ingredientes del plato.
Decidirse entre tanta comida totalmente distinta a la propia no es fácil, aunque el camarero te ayuda en la elección.
Nosotros nos decantamos por SANBUSSA como entrante, que son una especie de empanadillas con forma triangular rellenas de verduras y carne, que resultaron estar buenísimas, aunque venían acompañadas por una cazuelita de salsa que parecía inocente, y solo bastó mojar un poco en ella para que nos ardiera la boca, lengua y esófago durante un buen rato del enorme y horrible picor!
De segundo pedimos uno de los platos más típicos, el DORO WOT, que es una mezcla de pollo con jengibre, cúrcuma, huevo duro y queso fresco servido nuevamente encima de injera. Pedimos también AWAZE TIPS, que es una especie de cazuelita con trozos de ternera y verduras salteadas con berbere, otro condimento picante típico etíope.
El precio está muy bien, pero aún mejor la comida, sin duda os recomiendo pasaros una noche por ahí y dejaros sorprender por su cocina, seguro que como yo, estaréis deseando volver.