Restaurante Grape Juice

La entrada está flanqueada por estanterías con vinos, que bloquean la luz que entra en el restaurante creando una atmósfera íntima. Las mesas del interior están separadas por cortinas oscuras, que los comensales pueden cerrar si quieren intimidad.
Una gran barra domina el interior del local. Tras ella, una pizarra llena de nombres. Si el tuyo está en la lista, enhorabuena, significa que alguien te ha pagado una bebida así que no te olvides de reclamarla.
Ofrecen 20 tipos de cerveza y vinos de todo el mundo (los españoles, por supuesto, no faltan). Su asignatura pendiente en cuanto a vinos es, en mi opinión, la oferta local. Según me contaron varían con frecuencia su carta, pero cuando yo estuve sólo tenían un vino Texano -y era blanco-.
La carta de comidas es bastante completa: ensaladas, sopas, wraps, pasta, pescados y carnes.
En la parte de atrás tienen una terraza con 6 mesitas. Es un ambiente totalmente distinto, al aire libre, rodeado de árboles y guirnaldas de luces. Cenar viendo como cae la noche es una delicia.
Como entrante pedimos humus de aceitunas. Estaba rico, aunque un pelín suave para mi gusto.
Como plato principal, yo probé el recomendado por el Texas Monthly: los sliders de antílope, chimichurri y queso de cabra. En el Grape Juice están muy orgullosos de que les vinieran a visitar de la conocida revista texana, e incluso tienen el artículo enmarcado en el restaurante.
El plato estaba compuesto de una ensalada o sopa -a elegir-, y 3 mini hamburguesas de antílope, que se caza por la zona. Yo me decanté por la sopa, que era un gazpacho de sandía, con queso y menta. He probado muchos gazpachos diferentes en mi vida, y a este sin duda lo tengo que meter entre mis favoritos. Las hamburguesas tampoco se quedaron atrás: la carne de antílope es un poco dura pero de sabor intenso, el queso la suaviza y el chimichurri le da un exquisito regusto a musgo/campo. El resultado es un plato de sabor natural, que te deja satisfecho sin llegar a llenarte. Recomiendo comer las hamburguesas sin pan, para no enmascarar los sabores, aunque entiendo que esto es algo inconcebible para muchos.
Mis amigas optaron -las 3- por Maccaroni & Cheese acompañado de enselada. Qué puedo decir, son americanas. Pero esto confirma que en el Grape Juice tienen platos para todos los paladares.
Los ingredientes de “kilómetro 0”, como el antílope, la codorniz o el tejón, vienen indicados en la carta, para que podamos distinguir la fauna local.
El personal se mostró amabilísimo desde el principio, y muy paciente, haciendo la cena mucho más agradable.

En conclusión, el Grape Juice ofrece una amplia selección de bebidas y comidas de calidad, en un entorno que combina el estilo rústico texano con el modernismo chic.
Se cena por unos $25-30 por persona, con bebida incluida.