Para volver
Lo primero que llama la atención de este lugar es que es el más animado de la Marina, la pareja de músicos que amenizan el cotarro, uno alemán y el otro inglés, no tiene desperdicio, son para troncharte de risa e incansables bebedores de cerveza.
Situado en el piso de arriba, este es un restaurante tematizado para los más pequeños, pero ahora no había ningún niño, solo parejas extranjeras tomando una botella de vino al sol, y un par de mesas con gente comiendo, entre ellas nosotros.
Las vistas son preciosas, y se está genial allí, además el menú a un precio de algo más de 15€ compensa ya