ANADEL
Muy bien
Ubicación junto a la catedral, decoración añeja pero con gracia y vanguardia, y atención muy buena.
Respecto a la comida yo no acerté, mea culpa, ni debía haber pedido mejillones ni calamares en su tinta. Por mi compañía y los platos que vi pasar, habían otras opciones mucho mejores, como la pasta con setas, el rabo, los arroces u otras delicias caseras que lo convierten en uno de los mejores restaurantes de Tarragona, para volver y recomendar, además precios muy razonables, sobre todo en los vinos.
+9