El Viajero
Típico, céntrico y económico
Una de las calles que desembocan en la céntrica Plaza del Arenal es la que lleva a la iglesia de San Miguel. En tiempos juveniles era una de mis preferidas, he pasado infinidad de mediodías tomando cerveza, siempre de caña en caña que se calienta menos, en la terraza de este restaurante.
Así, pues, lo conozco desde hace más de veinte años. Sigue igual, ha mejorado su nivel de cocina pero poco más, parece que el tiempo no pasa por La Parra Vieja.
Hoy me he acercado a este Asador que recomiendo a quien esté en el centro de Jerez. Puede que otros restaurantes cercanos tengan más fama pero mejor cocina y a menor precio en el centro de Jerez no lo encontraréis en ningún otro sitio.
Es un local fundado en 1886 en el patio de una casa solariega donde existía una parra. Con el tiempo el recuerdo de la parra dio lugar a una parra de madera, en el centro de la barra, y el restaurante sigue conservando su solera de lugar típico. Su decoración recurre a cuadros de toros y caballos, alicatado sevillano, baldosas andaluzas y una estructura de edificio que corresponde a los inicios del siglo XVIII.
Pero, entrando en materia, aparte de su estética y su tipismo, lo que os quiero contar son sus posibilidades. A mediodía ya os he dicho que se convierte en una terraza, pero es un restaurante que funciona todo el día. Sus desayunos marcan época, el mollete con jamón serrano a dos euros, como ejemplo. Sus menús son equilibrados y económicos, por siete euros te puedes poner a reventar. Sus especialidades son las parrilladas, desde 15 euros hay ofertas de todo tipo.
Para que os hagáis una idea, entré, pedí una caña y me la acompañaron con una cazuelita de habichuelas con sus avíos. Me costó un euro y le comenté al amable camarero que si me llega a poner otra ya no almorzaba. Estaba riquísima, su cocina está muy bien conseguida.
Por ello en el centro de Jerez es uno de mis sitios predilectos, siempre lo ha sido aunque llevo tiempo alejado del centro urbano. Pero me encantó comprobar que todo sigue igual, que La Parra Vieja sigue asombrando con su cocina y sus precios, sin más reformas en el local que las meramente imprescindibles para mantener su tipismo.
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