Restaurante La Petit Raclette

Me habían hablado de que en Navacerrada había unos cuantos sitios que merecían una vista. También había oído que con el buen tiempo hay una terraza que pone unas copas muy buenas. Pero, sobre todo, me habían hablado de un restaurante estilo suizo con mucho encanto y que ofrecía unas raclette buenísimas.
Así que fuimos, probamos y confirmamos. No se si sabes que es esto de la "raclette". Básicamente es una piedra que emite calor y en la que vas haciéndote tus filetitos de buey, solomillo, ternera... Debajo de la piedra, hay unos pequeños huecos con unas sartencillas ideadas para que pongas queso y lo dejes fundiendo. El queso es perfecto si pides patatas asadas, se lo pones por encima en cuanto empiece a fundirse y están de muerte. Para la carne dos opciones, comértela tal cual o bien optar por alguna de las ricas salsas que traen para acompañar. Desde luego el solomillo y el buey mejor que los tomes solos, están de maravilla.

Nada mejor que premiarse con una rica comida después de pasarse el día cayéndose en la nieve. El frío aquí se agradece porque es la excusa perfecta para resguardarse en este pequeña cabaña cuyos sabores convierten en un lugar digno de recordar siempre. La atención es de primera, son atentos y muy amables si se va con niños. Además la comida no tiene ningún punto que objetar, dan ganas de quedarse atrapados en el tiempo disfrutando una y otra vez de su patatas con salsa tártara y de su carne de primera calidad hecha en una piedra. El vino de la casa está muy rico, el pan mucho mejor. La vida en

Todo un descubrimiento en Navacerrada. Un restaurante chiquito, acogedor y con una decoración alpina que te lleva directo a un refugio de alta montaña en Suiza.

Pero sin duda, lo mejor, son las Raclette de carne con queso fundido. Fue el mejor punto final a un fin de semana por la sierra madrileña.
Conviene reservar en fin de semana.

Este restaurante de Navacerrada lleva el nombre de un queso y de una receta suiza: una especie de fondie donde se derrite el queso y que sirve para cocinar otros alimentos y carnes. Es un lugar original, de paredes de madera, que recuerda a las construcciones alpinas, e ideal para comer en un día de frío. Mi recomendación: pedir bandeja(s) del queso Raclette (vienen con patatas), otras de carne, la piedra... y a disfrutar :).

Pequeño restaurante de dos plantas, muy mono y de estilo suizo.

La especialidad esa Racllete de carne de ternea, buey, ciervo...

La sirven con patatas fritas y hervidas, queso y salsas que dan un sabor riquísimo a la carne.

Los postres caseros buenísimo. Tomamos tarta de queso y brownie y ambos riquísimos.

El precio medio por persona es de unos 20 euros.

Lo único regular es el calor. Tantas Raclletes juntas hacen que el ambiente sea un poco agobiante.

Por lo demás muy recomendable.

La Raclette es un plato muy alpino a base de queso fundido, muy agradecido en días fríos y días en montaña.

No hace falta irte a los Alpes para probarlo, lo puedes hacer también en la sierra Madrileña, especialmente en este restaurante de Navacerrada.

Se pueden pedir raclettes, fondeus y carne a la piedra para acompañarlo. Una delicia y además una sorpresa que varía el mundo gastronómico de la zona. Muy recomendable.

Un restaurante muy acogedor, con entrantes muy ricos (pedimos patatas serranas y queso de cabra templado con mermelada de tomate), y excelentes fondués y raclette.

Nosotros tomamos la de lomo de buey, con 4 salsas y patatas fritas, muy buena. De postre, un limón helado porque no había más hueco, pero todo el mundo pedía algo de la carta de goffres... ¡La próxima vez!

Dos primeros, fondué para dos, bebidas, postre y café, 60 euros.