Una posada histórica
En pleno campo de una batalla histórica, la de Sheriffmuir, se encuentra esta posada que fue construida durante el siglo XVIII.
Lo primero que contrasta, al entrar, es su sobrio y clásico exterior con su lujoso e innovador interior. Ambas apariencias son contrarias, esperando encontrar un pub tradicional con chimenea para tomar cervezas, nos encontramos con un restaurante con encanto y personalidad. También es un hotel estupendo, pero es recomendable si conocemos el área o buscamos algo muy particular, ya que sin vehículo propio queda muy a desmano.
La atención muy buena y cuidada. Las presentaciones magníficas y sobre todo una cocina estupenda (y desconocida incluso por muchos locales) que mezcla lo tradicional con lo innovador. Increíble el Cullen Skink (sopa típica de pescado, patata y nata), el venado con salsa de arándanos, y como postre la Creme Brulee (una especie de natilla espesa).