De la entrada a la salida toda una experiencia
La Tegala redefine el concepto de salir a cenar. Al llegar nos recibió Antonio, el dueño del restaurante, un hombre sencillo al que solo le interesa poner en sus mesas lo mejor, y que la gente disfrute con sus platos.
La decoración de este sitio es perfecta. Unos ventanales gigantescos que abren la vista y permiten una cantidad enorme de luz. Adoro esto.
El servicio fue impecable. Tanto a la hora de servirnos como a la hora de ayudarnos a escoger el vino, muy amables en la conversación.
Y, por supuesto, no puedo escaparme sin hablaros sobre los platos, probablemente una de las mayores muestras de amor por la cocina que he visto en mucho tiempo.
El primer plato fue un pincho de tortilla de patata, algo sencillo que nos sorprendió con una explosión de sabor en la boca. En ese momento tuvimos claro que aquella cena no iba a ser algo corriente.
Antonio salió de nuevo a charlar un rato con nosotros y hablarnos de su restaurante, una charla amena e inspiradora de las que te hacen ver que el hacer las cosas bien vale la pena.
La Tegala es un imprescindible en Lanzarote. Sin importar en qué rincón de la isla estés, no puedes marcharte sin visitarlo.