Primera impresión positiva, resultado pésimo.
El establecimiento llama la atención por su decoración. Aparentemente acogedor, lo que solemos decir "tiee buena pinta".
A diferencia de todos los establecimientos del pueblo, el trato recibido por la camarera es pésimo, siendo desagradable y borde.
La primera tapa tardó 26 minutos en llegar siendo una tapa precocinada, llamada cazuela vizconde (setas, gambas y jamón) Las otras que pedimos, fueron el salmorejo y rabo de toro, llegaron mucho más tarde. Realmente, el rabo de toro estaba muy bueno. Salmorejo pésimo, no sabía a tomate, aderezado con vino dulce. Una mezcla de sabores que no me gustó.