Llegamos a Ourense el viernes por la...
Llegamos a Ourense el viernes por la noche; tras hacer el checkin en el hotel que habíamos reservado a las afueras (Eurostars Auriense) nos fuimos rápidamente al centro histórico a buscar un sitio donde cenar. Era tarde, así que no dimos demasiadas vueltas y entramos en el Pingallo, tras echar un vistazo a la carta que había en la puerta. La verdad es que el aspecto exterior y el bar (bastante obsoleto) que se halla a la entrada del local no invitaba mucho a entrar, pero allá que fuimos. En el interior hay un comedor muy grande con escasa decoración, y una puerta que da acceso a un patio-terraza donde nos acomodamos, ya que hacía buena noche y nos pareció un sitio muy agradable. Además, era donde había gente (odio comer en un comedor vacío).