Restaurante Punta Cabalo

Un antiguo faro desde el que se divisa toda la Ría de Arousa alberga este restaurante, ideal para una cena romántica o bien para ir a ver la puesta de sol desde su terraza al aire libre. Su dueño ha hecho un magnífico trabajo para reestructurar el faro conservando los detalles antiguos (como la chimenea-cocina original) pero combinándolos con muebles muy modernos.

El restaurante recibe el nombre del lugar geográfico donde está emplazado: Punta Cabalo. La carta es pequeña pero con productos bien seleccionados y buena relación calidad-precio. Un sitio que os recomiendo.

Fuimos a ver la puesta de sol mientras tomábamos algo, nada mas llegar, nos recibieron en la puerta, ni nos dejaron entrar al restaurante, nos sentamos en la terraza donde hay unas vistas espectaculares.

El tema del WC no es de recibo, peor que en el tercer mundo, sin indicaciones, sucios como vulgarmente se dice; muy muy muy cutres. Vista la hora, decidimos quedarnos a cenar y cual fue nuestra sorpresa cuando nos dicen que no, que no tenían sitio. Estábamos sentados en la terraza y no tienes sitio? De hecho, sentaron en la terraza a clientes que tenían la reserva para el interior del restaurante, por lo que no tenia sentido.

Cuando llegamos, pensabamos que iba a estar cerrado. Quien se iba a acercar hasta allí fuera de la época de verano y entre semana?. Nuestra sorpresa fue al llegsr a la puerta y encontrar un lugar perfectamente equipado y decorado para lo alejado q se encuentra del núcleo urbano.
La comida estupenda, el trato fenómeno, y el local acabo llenandose. Se puede llegar bien en coche aunque no esté asfaltado. Ademas lo podeis dejar a la sombra y si hace bueno un chapuzon en la calita al lado no esta mal para abrir apetito. Edo si....el agua congelada. Voveremos!

Las instalaciones podrían ser mejores y sobre todo conservarlas mejor. Los baños son horribles, urinarios portátiles de obra, pero se debe a que no pueden modificar la estructura del faro. Super recomendable la terraza para disfrutar de la puesta de sol.

Excepcional en todos los sentidos, un entorno inigualable, un restaurante familiar y encantador, la comida es realmente deliciosa, con materias primas del lugar, los dueños una familia realmente amable y divertida... El típico sitio en el que piensas que te gustaría llevar a alguien especial. El dueño es un experto conocedor de la zona, sus rincones y sobre todo su fauna marina..., parte de la cual luego ponen con exquisitez en tu mesa. Además todo esto a un precio más que recomendable.
Para todo el que tenga la oportunidad, que no deje de visitarles, aunque solamente sea para darse cuenta

Restaurante de cocina tradicional con un toque de modernidad. Trabajan un producto excelente pequeño pero acogedor comedor en interior y terraza sobre el mar privilegiada. El doa perfecto es diafrutar de la playa que hay al lado, comer en la terraza del reataurante y volver a la playa. Ya al atardecer y cuando el sol deja de abrasar volver a la terraza a disfrutar de una copa de albariño viendo la puesta de sol para disfrutar plenamente de la riqueza de Galicia.

Este "rincón perdido" tiene merecido el que lo sea para siempre; las esperas entre platos son interminables y la comida no tiene absolutamente nada especial, pero lo peor de todo es el trato del personal; fuimos a comer con niños con reserva previa, éstos se comportaron como tales pero siempre dentro de un orden, sin embargo el personal nos llamó varias veces y de malas formas la atención por su comportamiento. Lo desaconsejo totalmente, especialmente a familias.