Malo es poco
He caído en esta página por casualidad y me he dado cuenta de que es el restaurante donde comí este verano (2013), de visita en Buitrago. Llegamos con un hambre atroz y entramos en el primer lugar que nos sedujo y donde no había mucha gente (mala señal), pues el resto de restaurantes aledaños tenían colas descomunales. La primera impresión fue pésima, pero somos muy vergonzosos como para salir una vez nos han dicho que podemos sentarnos. No suele importarme mucho la decoración de los lugares, pero éste me dejó estupefacta: mesas de terraza en el interior y mala disposición.
Después de pedir los platos de menú, el camarero nos preguntó DESDE LA BARRA, a unos 4 metros qué queríamos beber. Nos pareció una falta de educación preguntar eso a voces, en lugar de acercarse a la mesa a preguntar cortesmente.
Los primeros no tardaron en llegar. Comida nada del otro mundo. Cuando comes fuera, te gusta que la comida te sorprenda (al menos a mí), y lo que comimos allí eran platos que cualquiera podría hacer en casa un día de pereza en la cocina. Pasamos.
El segundo llegó: chuletas de cordero (demasiado hechas) y un timbal de berenjenas hecho con tomate frito Orlando y tranchettes de queso. Este plato, que a pesar de todo, se dejaba comer, fue puesto en la mesa por el camarero con la siguiente expresión: "uff, bueno, berenjenas...a ver si te gusta esto". ¿Qué clase de juicio es ése? Sólo le faltó decir "para mí es mierda, cómetelo si puedes".
DESASTROSO.
Por si fuera poco, cuando quedaban pocos clientes, el camarero comenzó a subir el volumen de la televisión, rallando lo molesto. Le pedimos que por favor se lo bajase, a lo que hizo caso sin poner pegas.
Lo siento por el restaurante, porque estas opiniones afectan a su negocio, pero no más de lo que ellos se destruyen a sí mismos. Le pondría más ganas a su trabajo, en todos los aspectos.