Pruébalo.
Podría escribir un texto tan largo como el Quijote y ponerle toda la intención del mundo para describir la experiencia y aún así no lograría transmitir una mínima parte de lo genial y sabroso que es, pero aún así, me veo en la obligación de compartirlo. Vamos a ello.
Para empezar la ubicación en la umbría ladera de una verde sierra, delante del sitio cruza un arroyo y el restaurante/hotel aunque a pie de carretera parece escondido, un lugar secreto lleno de vegetación: la autóctona que lo invade todo y la cultivada por los propietarios del hotel restaurante.
En cuanto a la decoración pues inclasificable: mezcla de casa de leñador o choza del bosque, con hogar de una abuela tipo y sus labores con toques de spa japonés... Eso si, todo cuidado limpio y con una implícita pero clara intención de que te sientas bien, tranquilo, cuidado y en contacto con el entorno natural que lo rodea y es espectacular. Atención a la suite, orientada a parejas: una cabaña acristalada al pie de un estanque entre árboles, separada del resto del complejo y que recibe el idílico nombre de "Molino de las doncellas" sé que tienen todo un despliegue de servicios vinculados a la estancia en el, bastante completo y lleno de detalles. Y ahora vamos con el restaurante y su carta: no vas a encontrar un restaurante más singular no sólo en la zona, la comarca o la provincia: es La Cocina de un alquimista, de un espíritu libre, de un druida de los bosques de Sierra Madrona y sin embargo gran cocinero: Antonio. No, no hay esferas de nitrógeno, ni nada deconstruido, si mucha imaginación, mucha creatividad, oficio y un aprovechamiento de los recursos que da el medio que para entendernos, flipas! Y entro en materia: estamos en sierras de caza; sus carnes son las protagonistas. Es una zona de gran tradición agropecuaria: el rico cordero manchego, el cabrito o el cerdo ibérico también están presentes. Los típicos huertos domésticos con productos de la zona, pues el sitio tiene el suyo propio y abastece su propia cocina. Y estamos, rodeados de bosque: las setas, hongos, bayas, frutos, hierbas.... sirven como aderezo y acompañamiento . Un tradicional ( y visible) horno de leña es el principal instrumento de cocina . Y aunque en puridad yo no lo es ( estamos ya en sierra madrona o lo que es lo mismo, parte de sierra morena) esto es La Mancha, amig@, así que solo falta añadir un vino de la tierra y la alquimia de la que antes hablaba, se convierte en ...magia! y de la buena, la que llena, deleita y satisface.
Y como se traduce todo esto en la mesa? El verbo se hace carne ( nunca mejor dicho) en recetas como: cordero manchego a la miel Del Valle de Alcudia, ciervo con salsa de trompetas del infierno ( hongo autóctono ), jabalí en salsa de arándanos, cerdo ibérico a la brasa... esto como platos estrella. La lista de entrantes es grande y por no alargarme yo, destaco dos: el pâté de perdiz manchega ( salivo al escribir y rememorar) o el gratinado de puerros: prueba de que la maestría hace exquisito el plato más sencillo. Acompañando los platos suele haber mermeladas de elaboración propias de cultivos del huerto, de frutos del bosque... o de flores del jardín! Como lo lees.
Y si hablamos de los postres pues seguimos la tónica, mezcla, creatividad y libertad: arroz con leche y setas (boletus) por ejemplo y yogures/cuajadas de elaboración propia con mermelada de calabazas ( del huerto, por supuesto) y pensamientos: sí! las flores, tal cual, cortadas, ahí, comestibles.
Y todavía no hemos terminado. Si pasamos a las infusiones y eliges un menta poleo o una manzanilla estás serán silvestres de la zona, recogidas por ellos o si quieres un "digestivo", un espirituoso: un chupito, vaya! Pues ahí tienes los que la casa elabora ( y con los que siempre obsequia) con escaramujo ( el fruto del rosal silvestre) entre muchos otros y que te los van a servir en porrón ( para que te manches jaja llegados a este punto, que más da?). Lo curioso, y otro atractivo más , por si fueran pocos, es que si vas repitiendo y vuelves, aunque la base de su carta es la misma siempre, está va cambiando en función de lo que el huerto y el bosque van proporcionando, a La Cocina y a la imaginación de su chef. Si además, has paseado por los caminos y senderos de la zona o has estado de visita en sus monumentos, irás con hambre y que mejor colofón que este. Y algo que nunca sobra y como punto final a esta experiencia: toooodo lo anterior irá acompañado de un cálido servicio y seguro que de una visita de Antonio a tu mesa para preguntarte, charlar y servirte otro ingrediente más: su gran sentido del humor. Desde luego, habrás recorrido todo los restaurantes del mundo ( no es mi caso) pero te aseguro que este no te va a dejar indiferente y mucho menos a disgusto. Pruébalo.