Cocina Portuguesa de la abuela.
Allí donde haya una Universidad, generalmente hay buen ambiente y buena comida a un precio asequible y en Oporto no podía ser de otra manera. Lo que empezó por la visita a los Clérigos y compra de vino en Garrafeira, acabó en una comida casera, difícil de olvidar.
Llegamos tarde, sobre las 14,30 y en el comedor quedaban dos personas conversando después del café. Yo iba con la intención de comer arroz de cabidela, pero evidentemente ponerse a hacer arroz a esas horas con la cocina cerrada, no era la mejor opción.
Un poco avergonzados por la exigencia le pedimos a Miguel, que nos trajera lo que tuviera a mano.