Grata sorpresa
Siempre pasaba por delante pero, sinceramente, su aspecto exterior no me atraía demasiado, la dispersión de objetos decorativos, las columnas sin ton ni son y la poca iluminación lo convertían ante mis ojos en un lugar peculiar del que no sabía qué podía esperar. Pero un mediodía decidí entrar junto con mi pareja a probar qué tal; el menú de la puerta tenía muy buena pinta y su precio también, 10€ sin IVA, lo cual es un chollo, ya que estamos hablando del centro de Barcelona, lugar turístico por excelencia, y donde los precios experimentan una subida importante.
La primera impresión una vez dentro mejoró la que teníamos desde el exterior, la camarera se acercó a nosotros con una gran sonrisa y nos acomodó en nuestra mesa, en los bancos te sientas entre cojines de colores, rodeado de luz tenue y música envolvente.