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Este ícono de la cafetería de Rosario, tiene esos aires parisinos, italianos, europeos de los colonizadores que llegaron en las postrimerías y que nos encantan y atrapan con su poco tradicional arquitectura, sus pisos de largos tablones de madera, sus cuadros, pinturas, antiguas manijas para chopes, la colección de botellas de whisky de diferentes macas y su excelente servicio de cocina en lo que hace a la preparación de unos sándwiches diferentes de otros típicos lugares de la ciudad.
Su fama cobró vuelo allá por 1980 cuando se organizaban los famosos torneos de backgammon, que aún hoy se siguen jugando y de la movida rosarina. Casi escondido detrás del edificio de la ex Aduana, ejecutivos, jóvenes y curiosos paseantes del Parque Nacional a la Bandera, hacen un alto en el camino para quedar atrapados en el lugar. Allí también podemos degustar rollitos rellenos de carne con crema de puerros, chips de batata y deliciosas croquetas de brócoli que incluyen el postre y la bebida por tan sólo €4.23. Si te agradan las pastas te sugieren los ñoquis de papa con salsa bolognesa de pollo y bebida incluida por €3.60.
