Parte de su historia y la mía propia
La calle San Lorenzo tiene una larga historia en lo que hace a bares, fondas, resto bares, cafeterías etc. La historia de Victoria tiene parte de la mía propia ya que cuando vinimos a vivir a Rosario, allá por 1953 era el bar de la esquina con su típica barra de estaño donde se juntaban los vecinos a despuntar un café, una copa de vino o un vermut acompañado indefectiblemente con maníes con cáscara ¡¡¡hummm que ricos!!!. También era el lugar donde mi padre iba a comer por la noche cuando a mi madre le daba por no cocinar porque, no sólo no le gustaba ni un poquitito, sino que era más “moderno” comer algo rápido y en aquellas épocas si no comías carne no era comer. Con sus típicas mesas y en la vereda cuando era verano, mi padre pedía un bife de chorizo con papas fritas y la infaltable cerveza bien helada, que por aquel entonces era tirada y santafesina. Recuerdo que cuando lo acompañábamos dentro, nos encantaba tomar naranja Crush y espiar por encima del mostrador la fuente que había en el patio, que nos parecía no sólo muy grande sino encantada, así éramos de enanos jajajaja!!!.