Parada obligatoria
En primer lugar, me gustaría agradecer a Miguelito su descubrimiento. ¡Qué gran aportación! Me pongo en situación: 10 de la mañana de un sábado cualquiera, me encuentro saliendo de Madrid con dirección Mérida. Casi tres horas y media de trayecto, así que es necesario hacer una parada. Decidimos hacerlo en Trujillo, así que en medio de la M-30 pienso: ¿y dónde vamos a comer? Gracias que tenía el iPhone de mi chico y busqué en minube "dónde comer". La recomendación de Miguelito no nos dejó ninguna duda: ¡a La Troya!
Una vez allí, nos encontramos con una buena cola de gente esperando recibir su mesa, pero me sorprendió que el servicio es muy ágil (te sientas, comes, pagas y te vas... pero sin apurarte como hacen en muchos sitios) y en unos minutos ya estábamos sentados. En seguida ya teníamos los famosos entrantes: un bol gigante de ensalada (sencilla pero con un aliño espectacular!), un plato de chorizo de la tierra, una tortilla (no un pincho, ni un triangulito, ¡una tortilla entera!), una barra de pan de pueblo, una botella de agua, otra de La Casera y otra de vino. Con estos entrantes, ¡yo ya almorzaba! Al momento llegó el camarero y nos explicó el funcionamiento: comas lo que comas serán 15 euros por persona, tienen varios platos para elegir y podías repetir lo que quisieras. Pedimos gazpacho, costillitas y caldereta de cordero, todo buenísimo. De postre arroz con leche y flan casero, ¡hmmmmmmm! No sé cuál estaba mejor.