E.Sonia Requejo Salces
Olía a primavera, a bosque húmedo
Ruta circular de 17 km en los Valles Pasiegos, desde la plaza de Vega de Pas. Partimos hacia una ruta que a través de algunos de sus barrios, con gran esencia pasiega, nos adentran por la cabecera del río Yera.
Y como no, de su afluente el río Aján, acabando ambos formando parte del río Pas.
Será nuestro compañero de camino el murmullo, a veces el ruido del agua, en sus cascadas, que son las grandes protagonistas. Utilizando el grupo, los antiguos senderos peoniles de comunicación entre las fincas o los cabañales, tramos del camino que era la senda de transito con Burgos, increíble, por donde discurría.
Como voy mostrando en la galería, esta muy bien señalizada, atrás van quedando los puentes preciosos y las cabañas de piedra, con sus pesados techos de lastras de caliza, algunas ya con musgo por la humedad.
Nada más adentrarnos, caminando siempre por la ribera izquierda del río Yera, llegamos entre hermosas fincas, algunas con casas reconstruidas, adornadas de flores, sobre todo hortensias multicolores, ya que aquí se dan muy bien.
Al antiguo molino o lo que queda de el, como muestra de la importancia que tuvo en la zona, el aprovechamiento de la fuerza motriz del agua, para la molienda del los cereales.
Es por aquí, donde la senda se reduce y nos muestra el punto, en la cabecera espectacular, donde el río Aján cede sus aguas al Yera.
Momentos de disfrutar del caballito del diablo, en azules - verdosos, seguimos por viejas camberas empedradas muy irregulares, no podría ser de otra forma. Trasladando al senderista, por un entorno mágico, entre especies propias del bosque de ribera, como sauces o fresnos, dando así al bosque mixto mucho más frondoso, donde conviven con los avellanos, hayas, robles.
Fuimos ascendiendo por sendas, siempre frondosa y tupida de verdes, preciosos helechos, incluso el reina, una maravilla de vegetación, de ahí el calificativo de selva y no es para menos.
Disfrutamos de saltos espectaculares y marmitas del río, chicos haciendo los barrancos y nosotros de un paisaje de laderas, con sus cabañas diseminadas por ellas, alcanzando El Mingán, punto culminante del recorrido de la ruta.
Restos de barracones de trabajadores, abandonados que sirvieron para las obras del Ferrocarril Santander - Mediterráneo olvidado a su destino, por su aislamiento y supongo que a muchos intereses políticos, como siempre.
Llego el momento tras reponer fuerzas de iniciar el descenso, por antiguos callejos y senderos peoniles una vez más, nos fueron conduciendo de nuevo a la ribera del río Yera, entre los murmullos de trinos de aves.
Esta vez entre una flora mixta de alta montaña, brezos serian los protagonistas, la Bardana, la esbelta planta de Gordolobo, cuyo tallo bien supera los 2 mt, en tramos con flores amarillas y de graciosos hongos.
Un placer para los sentidos, sin duda, volvíamos la vista atrás de regreso. Así fuimos retomando parte de la senda del inicio, aparecen los puentes de piedra que dan paso a las cabañas y sera el murmullo del agua, quien remate esta bonita excursión.
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