Una oscura maravilla de la naturaleza
Una de las 7 nuevas maravillas naturales del mundo. El río subterráneo de Puerto Princesa, que en realidad está ubicado en Sabang, esto es, a unos 90 minutos en coche de Puerto princesa.
Para visitar el río tenemos que llegar a Sabang en primer lugar y comprar los permisos de acceso al río. Una vez pagados, hay que embarcarse, previo pago, en uno de los múltiples bangkas (embarcaciones típicas filipinas). El barco tiene un precio estándar de 700 pesos, por lo que si no somos un grupo de 5-6 personas, compensa avisar al empleado y decirle que queremos compartirlo. Quizás haya que esperar un poco hasta que llegue otra pareja o tres viajeros solitarios, pero merece la pena para que no salga por un ojo de la cara. Con el precio de los permisos medioambientales y el de la barca, la visita sale por unos 15-20 euros (caro para los precios filipinos…pero desde que se encumbró como maravilla del mundo se aprovechan de la coyuntura)
¿Merece la pena el río subterráneo?
A mí me gustó mucho. Es impresionante la entrada. Es interesante el recorrido y si bien sólo ves lo que la linterna delantera te va señalando, resulta muy curioso. ¡Depende mucho del número de cuevas que hayáis visto en vuestras vidas! Si es la primera en la que entráis, os sorprenderá muchísimo. Si por el contrario, habéis visto varias pues bueno, os llamará la atención lo larga que es. Se visitan unos 3-4 kilómetros, pero tiene un recorrido de hasta 8 kilómetros (con permisos especiales)
Como dentro pudimos hacer pocas fotos de calidad, os contaré un poco de qué va. Desde que se hace la oscuridad, un torbellino de murciélagos revolotea alrededor de nuestras cabezas. Se escuchan sus gritos continuamente (se orientan por los sonidos) y es algo inquietante. En ningún momento chocan contigo, ni muerden ni nada así peliculero. Si se debe tener la boca cerrada, especialmente al mirar hacia arriba, para evitar que nos entre en la boca defecaciones de murciélago, gaviota o golondrina…
Durante los 45 minutos de paseo en barco por el río, un simpático guía filipino nos va indicando dónde mirar, para ver las caprichosas formas rocosas, estalactitas, estalacmitas, etc. Hay que reconocer la soltura que tienen para inventar parecidos, nombres y chistes con simples formas rocosas.
