Lugar y servicio excelente.
El hotel excelente: acogedor, limpio, tranquilo, bien situado para visitar la zona, cómodo y posiblemente olvido alguna cualificación más positiva.
El servicio inmejorable: realmente uno se siente como en casa. El propietario, Xavi, un joven increíblemente atento y servicial. Con tan sólo una vez de servirte, al día siguiente ya sabe atender a tus gustos, es simpático y está dispuesto a escuchar y ayudar en todo aquello que necesitas. Un chaval muy trabajador y que verdaderamente te hace sentir ganas de volver al lugar.
EL comedor y la comida: si bien el comedor al igual que el resto del lugar es muy acogedor, la comida tiene mucho que desear: Los desayunos muy correctos, pero las dos cenas que hemos hecho las puedo evaluar así:
- Sopa de galets, muy buena.
- Churrasco de ternera, la carne muy dura, lo cual me sorprendió teniendo en cuenta la buena carne que generalmente uno puede comer en la montaña.
- Guisantes guisados con butifarra blanca y negra: Ni fu- ni fa.
- Cordero a la brasa, realmente es la primera vez que me encuentro en un lugar de montaña que sirven carne con una cantidad y cualidad bajo mínimos: 3 trocitos pequeños de cordero con más hueso que carne.
Postres: un aprobado en general. Pero quiero hacer mención especial al postre de la casa : Filiberto, helado con yogourt y una especie de jarabe o confitura de gers y por otra parte el pastel de chocolate con galleta que hace la mujer de Xavi: perfecto.
A pesar de la comida, la experiencia ha sido muy positiva, por lo que pensamos volver y dar una segunda oportunidad o quizás con otras condiciones.
